Un duro, dos duros o tres.
Cerrabas la puerta y te metías en el mundo imaginario de la intimidad.La puerta con unas gomas en la base,siempre se enganchaban.El cable de metal, ( como el de la ducha), se te enrollaba y daba la lata mientras conversabas.Rascabas las monedas y tras ello , las echabas en la ranura.
Marcabas y avisabas de que no irías a comer.Con suerte , las últimas frases llegaban a su destino.
En ocasiones, tras el depósito, aquello no funcionaba.La emprendías a golpes.(Esta era una técnica que aprendimos de nuestros padres, cuando siendo niños, observábamos como al no cogerse la señal de televisión,lo maltrataban diciendo: "me cago en la ..." .Previamente se había retirado el toro, o la bailarina que lo cubría).
Todos miraban a tu alrededor.La transparencia del escenario hacía lo demás.
Se formaba siempre cola.Siempre.Pero se había cuidado la intimidad.Ahora todo el mundo escucha las conversaciones de todo el mundo.En la calle, en los bares , paseando...LA CABINA.
A la salida del Insituto la teníamos.
Fernando
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